Buenos Aires, 4 de agosto de 2003

Ante las expresiones de algunos integrantes de cuerpos artísticos estables del Teatro Colón en el día de hoy, cabe informar que coinciden con la aplicación efectiva, en estos días, de la sanción disciplinaria derivada de la injustificada e injustificable, sorpresiva y lamentable cancelación de la séptima y última función de la ópera Bomarzo el 25 de junio, día del 20° aniversario del fallecimiento de su compositor, el argentino Alberto Ginastera. Como se recordará, esa cancelación dejó desilusionados y angustiados a miles de estudiantes secundarios y universitarios, muchos de ellos provenientes de barrios inundados de Santa Fé y zonas carenciadas de la Capital y provincia de Buenos Aires. Ni entonces ni ahora ha tenido respuesta la pregunta acerca de cuales pudieron ser razones suficientes para semejante medida, que frustró a tantos jóvenes que llenaban nuestro Teatro.

Es evidente el esfuerzo, luego de un mes, por buscarle motivos, excusas y argumentos a una medida que no los tuvo en ese momento. Se recuerda ahora el reglamento del Teatro, que está vigente desde hace un año y medio, y en cuya elaboración, con un concepto moderno, flexible y abierto, participaron incluso algunos de quienes hoy protestan por la sanción que mereció la cancelación de Bomarzo. 

Dirección General  - Teatro Colón

 

 

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