Los Premios Municipales siguen en la mira
Hoy la Argentina se destaca en el mundo por haber tenido cinco Presidentes en un lapso de tan sólo cuarenta días..., y no por la excelencia de sus ESCRITORES.
Por el escándalo que provocan los innumerables casos de corrupción en manos de funcionarios públicos..., y no por la excelencia de sus ARTISTAS PLÁSTICOS.
Por la actividad fraudulenta llevada a cabo por fundaciones subvencionadas con sustanciosas sumas de dinero por entes de gobierno..., y no por la excelencia de nuestros MÚSICOS.
Por batir record en delincuencia, secuestros express y extorsivos..., y no por la excelencia de nuestros ACTORES.
En un país que ocupa las primeras planas de los diarios del mundo con malas noticias financieras, sociales, políticas..., en el que existen abultadas jubilaciones de privilegio ¿también se dará que hablar por aniquilar el único y verdadero subsidio que existe a la CREACIÓN ARTÍSTICA?
Nos sumamos a la preocupación del compositor Gabriel Valverde expresada en el e-mail que transcribimos más abajo.
La Dirección
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E-mail enviado por Gabriel Valverde (17-07-2002)
Acerca de los Premios Municipales
Buenos Aires, 15 de Julio, 2002
Me decido a enviar esta carta, luego de haber leído con cierto desagrado, en el suplemento "Espectáculos" de La Nación, el pasado Domingo 14 de Julio, un artículo firmado por Alejandro Cruz, titulado "Cuando el debate de fondo queda para el futuro". En el mismo, se hace referencia a la viabilidad de los premios Municipales en literatura, artes plásticas, música y teatro. Su autor deja traslucir un supuesto desacuerdo con las características de dichos premios que en forma de subsidio a los 520 artistas premiados, le significa una erogación al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de 6.200.000 pesos anuales, y además hace alusión a su carácter vitalicio y hereditario. Para algún lector desprevenido, y que no tenga un punto de contacto cotidiano con el funcionamiento de la cultura en nuestro país, dicho artículo hasta podría ser comprendido como lógico, de acuerdo a la situación de quiebre que las finanzas de nuestro país atraviesa hoy.
Sin embargo, me parece sospechar que tras dicho artículo, se esconde una intención no demasiado clara, por la cual se discute a uno de los únicos reconocimientos que nuestro país (en este caso el Gobierno de la Ciudad de Bs. AS.) brinda a los artistas que de una manera u otra han decidido quedarse en Argentina, trabajando por nuestra cultura. Como bien afirmó el pianista y compositor Manuel Juárez en una nota a un matutino porteño hace ya algunos años: este es un país cruel con la cultura. Es en este punto, que creo que el artículo del Sr. Cruz no le hace honor a su título, ya que obvia el debate realmente profundo y pertinente para el caso. Este debate debería basarse en la problemática enquistada de manera enfermiza en la política cultural de nuestro país, y que es la manera en que nuestro acervo cultural se desintegra cada vez de manera más alarmante, ante la cantidad de artistas jóvenes y no tanto, que emigran, al no tener ninguna posibilidad de subsistencia digna en su patria. Estos llegan a vivir la desagradable demostración de que su trabajo, sólo puede ser reconocido en otros países, algunos lejanos y otros vecinos, casi nunca en el propio. Son esos países, a quienes deberíamos imitar, cuando aplican políticas para resguardar a sus creadores y contribuir para que ellos sigan produciendo los cimientos de la cultura grande de un pueblo. Es por ello que me resulta sorprendente, que en el citado artículo, se magnifique la cifra de $6.200.000, que por otra parte es irrisoria dentro del presupuesto de erogaciones de la administración de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, e incluso dentro de los presupuestos acordados al área de cultura. Me sorprende que la alarma se encienda contra artistas que han ganado un derecho con su propia contribución a las artes de nuestro país y no se encienda contra los miles de ñoquis y acomodados que no contribuyen en nada a sus conciudadanos y que representan erogaciones varias veces superiores a las citadas por el Sr. Cruz. También, quizás, el autor de dicho artículo desconozca por ejemplo, en que clase de país estamos los artistas que nos empeñamos en no irnos para siempre. En mi caso, como compositor de música, ganador del premio municipal, debo decirle Sr. Cruz: que no existen prácticamente los encargos de obras por instituciones oficiales y/o privadas; que son escasísimos los concursos que puedan otorgar alguna remuneración para ayudar aunque sea temporariamente a un creador a seguir creando; que no se respetan como son debidos los derechos de autor por emisiones radiales ni por conciertos y audiciones públicas; que no podemos cobrar nuestro porcentaje por el material de concierto a través de las editoriales por la morosidad injustificada de los organismos estatales. Los que además nos desempeñamos en la enseñanza oficial, lo pongo en conocimiento que: se han ido reduciendo las horas cátedras cada vez más en universidades e instituciones oficiales; que hace 10 años los sueldos docentes están congelados, ganando cifras irrisorias, totalmente desfasadas con relación a la responsabilidad que significa la formación de artistas jóvenes; que hace 20 años que trabajo denodadamente por la cultura de mi país, de mi ciudad, y siento, como tantos otros de mis colegas, adjudicatarios del premio municipal o no, que estamos en un país exasperantemente cruel con la cultura. Tenemos una sola excepción: el Premio Municipal. Este reconocimiento ha sido y -esperemos que siga siendo- la única señal de cordura que nos hace sentir que no estamos totalmente a la deriva y olvidados en medio de tanta desidia para con el hacer cultural de nuestro país. Es por ello, que creo, que en un país de tan escasa sensibilidad para con sus hombres y mujeres de la cultura, poner en tela de juicio la vigencia de este premio, es obviar el verdadero debate de fondo que nuestro pueblo se merece.
Gabriel Valverde
Premio Municipal de Música
Notas anteriores sobre el tema:
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