Vida y obra
Nació en Buenos Aires el 9 de mayo de 1914. Inició sus estudios musicales siendo niño, en el Conservatorio de “La Prensa”, bajo la dirección de la Profesora María Rosa Farcy de Montal, graduándose en piano, teoría y solfeo y armonía, y completó su formación superior en el Conservatorio Nacional “Carlos López Buchardo”.
Actuó como concertista de piano e intérprete de cámara, para finalmente dedicarse a la composición bajo la dirección del maestro Athos Palma. Su creación abarca una amplia gama: música de cámara, sinfónica, religiosa y teatral. Dentro de su nutrido catálogo podemos citar el ballet Chasca Ñahui, premio del Teatro Colón 1941, estrenando en dicha sala en 1944; Achalay, poema sinfónico - coral - coreográfico, premio Municipalidad de Buenos Aires 1960, Concierto para dos guitarras y orquesta, Cantatas San Martín de Porres, Santa María de los Buenos Aires, encargo de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad con motivo de la celebración de los 400 años de la fundación de la ciudad, y San Roque González de Santa Cruz, sobre texto de Virginia Carreño además de obras para piano, canto y piano e instrumentos varios, Cuarteto para arcos N° 1, 2 y 3, este último, Homenaje a Alberto Williams, premiado por la Asociación Wagneriana en 1961. Su Trío N° 1, subtitulado “Poema de las Serranías”, obtuvo el Premio Municipal y el Premio Colectividad Armenia. Se desempeño también en la docencia, como profesor fundador de la extinta Escuela de Orquesta y Coros del Consejo Nacional de Educación, creada por el maestro Athos Palma; en la vicerrectoría del Conservatorio Nacional y en la Dirección del Conservatorio Municipal “Manuel de Falla”, en cuyas aulas ejerció las cátedras de armonía y música de cámara. Fue durante 25 años Asesor Musical de la Dirección Nacional de Radiodifusión, desarrollando una amplia labor en pro de los compositores e intérpretes argentinos. Ejerció durante varios períodos la Presidencia de la Asociación Argentina de Compositores y, en sus últimos años, presidió la Academia Argentina de Música.
Fue becado por el gobierno de Brasil en 1960, para realizar estudios sobre la música brasileña, y promover el intercambio musical entre ambos países, realizando durante su residencia en Río de Janeiro, juntamente con su esposa, la soprano Zulema Castello, conciertos de divulgación de la canción de cámara argentina.
En 1994 recibió el Premio de la Asociación de Críticos Musicales a su trayectoria y en 1996 el Gran Premio SADAIC.
Su obra sigue firmemente los ideales de inspiración argentina y americana, dentro de un estilo que, sin desdeñar las técnicas modernas, conserva un alto sentido estético.
Falleció el 1° de mayo de 2000.
“Es, además de relevante, intensa y sostenida la labor cumplida por Lasala en facetas diversas de su arte – fundamentalmente en el ámbito de la creación – que dice a las claras con respecto a sus aptitudes artísticas, de principios inamovibles adoptados por imposición de la propia naturaleza y mantenidos de manera muy firme por encima de factores que en otros casos pudieron ejercer influjo.
A la línea de conducta adoptada por el artista se han mostrado unidos los rasgos de una personalidad que tienen a la probidad y a la rectitud - también el don de gentes - como normas básicas”. (Alberto Emilio Giménez)
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Ángel E. Lasala, Alberto Devoto y Eduardo Tejeda Ocasión de la designación de Lasala como Académico Emérito de la Academia Argentina de Música (junio de 1999)
Recuerdos de una de sus discípulas (E-mail recibido el 11-04-2002)
Con gran pesar me enteré por este medio que mi querido maestro ya no estaba entre nosotros. Soy Marta Vella y pertenecí a aquel grupo memorable de alumnos de Música de Cámara del Conservatorio Municipal junto a compañeros de la talla artística de Beatriz Pedrini, Eva y Diana Lopszic, Javier Giménez Noble y tantos otros que tuvimos la dicha y el honor de aprender a ser Músicos y Personas de bien de la mano de un maestro ejemplar. Un maestro sin egoísmos para transmitir su saber, siempre dispuesto a atendernos, a aconsejarnos, a querernos, a mostrarnos el mejor camino hacia la interpretación: el del corazón. Han pasado muchos años desde aquella época dorada de estudiante primero y de profesora luego. El destino me trajo a Palma de Mallorca donde resido desde hace casi 6 años; aquí sigo enseñando; aquí viví la experiencia de dirigir un centro de educación musical; aquí sigo contándoles a mis alumnos con qué talla de maestros he estudiado (Ángel Lasala, Lydia Negri, J. F. Giacobbe, M. García Acevedo), qué nivel de conocimientos me transmitieron, cuántas experiencias hermosas viví, y les digo: "tuve la enorme fortuna de pertenecer a la última generación que pudo aprovechar sus enseñanzas plenamente". Aún resuenan en mis oídos las frases del maestro, y, así como las oigo las transmito a mis alumnos; aún hoy percibo esa fuerza suya cuando nos guiaba en la interpretación de una obra, una fuerza que no le permitía quedarse sentado y le conducía entre los pianos para transportarnos con su voz y sus gestos al cosmos ilimitado de la Música.
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