¿Música Globalizada o Globalización musical?
por Ana Lucía Frega
La Nación, Viernes 10 de agosto de 2001
Música en un mundo globalizado
Los dos términos del título de este artículo se refieren a temas diferentes, tal como fue analizado recientemente en Amsterdam, en una reducida reunión de expertos convocada por el Consejo Internacional de la Música, ONG especializada perteneciente a la UNESCO.
El lector tiene seguramente conciencia de que el ROCK – en el género de música popular y usando la expresión en sentido amplio y comprensivo – es un ejemplo de “ música globalizada” ya que, aunque sea originario de USA ( por ejemplo, el canta/autor Elvis Presley), en un estilo reforzado creativamente en Gran Bretaña ( por ejemplo, por Los Beatles ), es hoy insumo disponible y frecuentado por la casi totalidad de la juventud contemporánea en todo el mundo. Es decir, un género musical generado en una cultura de referencia, es aceptado y reconocido por otras.
Los llamados megaconciertos en estadios y salas de espectáculos diversos, pero siempre de amplia capacidad, han generado un fenómeno adolescente de “fans” de alto poder de consumo y de gasto, desde la compra de entradas, pasando por la adquisición de grabaciones en formatos diversos, todo tipo de objetos pertenecientes a la mitomanía comercializada ( remeras, entre otros), sin dejar de lado la moda respectiva ( brillos, gorras, etc). Esto, en casi todo el mundo.
La autora se está refiriendo a adolescentes y jóvenes, utilizando ambas expresiones en sentido tanto cronológico como de madurez, ya que hay por cierto adultos en los grupos más arriba tipificados.
Esta manifestación cultural ”globalizada”, vista sin prejuicios, ha generado también algunos hechos dignos de análisis. En primer término, la constitución de un lenguaje expresivo musical globalizado, es decir, significativo más allá de las zonas geográficas y culturales de origen. Hay una verdadera posibilidad de trascendencia comprensiva universal de este género, aunque se hable de “rock nacional” en algunos países.
Otra implicancia es la aparición de sitios de internet organizados por los diversos creadores e intérpretes de este género popular, lo que ha venido de la mano con el desarrollo tecnológico de la computación que, al crearse el sistema comprimido MP3, permite colocar en la red interpretaciones en vivo ( o creaciones por medios electrónicos), inmediatamente transmitidas a nivel global. Esto quiere decir que, cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, con su equipo de computación provisto de los programas pertinentes, puede bajar dichas interpretaciones de la red y guardarlas en su disco rígido además, por supuesto, de escucharlas y reproducirlas.
Aquí, hemos llegado ya al segundo término del título : esto es “globalización musical”.
Llegados a este punto de los sucesos, dos fenómenos acaecen.
Alguno de ellos, ya ha sido comentado en los medios periodísticos como La Nación : es el tema del pago de los derechos de autor de creadores e intérpretes, hecho que preocupa además a las compañías grabadoras y distribuidoras de música en CD y todo tipo de soportes.
Preocupa a los creadores porque, de no mediar un acceso codificado a dicho material disponible en la red, previo pago.....¿ de dónde saldrá el dinero para pagar los derechos de autor a creadores e intérpretes? Este derecho, tan difícil ya de controlar y de hacer efectivo antes del MP3, ahora se transformaría en algo inexistente o inaccesible. El creador y el intérprete, se repite, si no se legisla y se controla, caerían en la indigencia por pérdida de la retribución por su trabajo.
En la reunión de Amsterdam a la que se ha hecho referencia al principio y de la que participó activamente la autora, se discutió la idea de “encargo pagado” ( una sola vez y al principio) como fórmula para resolver este tema , con lo que se retornaría a los comienzos del siglo XIX y se constituiría en un verdadero riesgo para el artista exitoso....Esta solución no convenció y los análisis continuarán en futuros intercambios.
Hay dos aspectos de la situación hasta aquí descripta, que no serán tratados aquí, sólo serán enunciados.
La “música globalizada” ha puesto en peligro de desaparición a las culturas musicales nacionales y regionales, ya que se ha producido una impregnación musical provocada por el consumo y la manipulación del gusto generada por el megacomercio, éste también globalizado. Por ello, se están produciendo reacciones hipernacionalistas y fundamentalistas que, aunque no se compartan en sus aspectos negativos, están explicando una necesidad de preservación de identidad y un cuidado de bienes culturales tradicionales de pertenencia por parte de los miembros de las diversas tradiciones.
El segundo aspecto es el perjuicio que ambos hechos – la música globalizada y la globalización musical – están produciendo al creador contemporáneo de música académica ya que, además del daño económico por la no percepción de derechos de autor , la educación escolar no sabe o no encuentra los caminos para equilibrar la natural y oportuna relación con lo cotidiano que rodea al niño y al adolescente, conservando la función relevante de poner a los alumnos en contacto con lo folklórico y lo académico vivo, cumpliendo una función de ampliación de horizontes y de transmisión cultural que la sociedad argentina tiene derecho a esperar del sistema educativo que se ha dado y que financia con el pago de sus impuestos.
Pero esto merecería un artículo aparte.
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