¿Coros de Niños?
por Ana Lucía Frega
Actualidad Pastoral, Octubre 1971
El coro de niños es, sin lugar a dudas, uno de los organismos más adecuados para rendir culto a Dios. Por la claridad y pureza del timbre que caracteriza las llamadas "voces blancas"; por la ductilidad expresiva que las distingue.
El coro de niños puede enfocarse: Con dos criterios, y en distintos ambientes.
- Criterios
-
Se puede optar por el grupo vocal de carácter masivo, si bien no constituye el ideal artístico-musical, si puede ser un excelente medio de integración comunitaria, de descubrimiento de medios y ocasiones expresivas;
-
El criterio más habitual es, sin embargo, el que se refiere a los llamados "conjuntos de voces seleccionadas". En este caso, la calidad vocal en cuanto a timbre y tesitura es condición indispensable para la admisión del candidato.
- Distintos ambientes:
-
Puede constituirse un coro de niños en una parroquia. Excelente y propicio es el momento de la catequesis para seleccionar a los posibles coristas. Durante dicho tiempo se realizaría su incorporación al conjunto coral, siendo éste, a su vez, razón posterior de una continuidad en la relación parroquia-cristiano;
-
En un colegio, como actividad extra-aula. Puntualizamos enfáticamente: el coro seleccionado nunca debe plantearse durante el trabajo de la hora común o general de música: los objetivos de ésta no contemplan la constitución de elite, sino la formación de todos.
Deberían, en cambio, todos los colegios religiosos prever la existencia de horas especialmente dedicadas a la constitución y ensayos de un verdadero coro de niños (que prolongaría su eficacia con la correspondiente actividad del adolescente);
En campamentos, centros recreativos, etc., es decir, en cualquier circunstancia o ambiente donde se encuentre reunido, por un período más o menos prolongado, un grupo de niños.
Claro que, en cuanto menor el período, más capaces los individuos seleccionados, a fin de que el resultado del trabajo sea satisfactorio. O bien, tanto menores las ambiciones en materia artística, cuanto no estético. Aclaramos esto porque, si bien podemos admitir una manifestación musical simple y quizás algo deficitaria en el aspecto técnico, nunca debe admitírseles faltas de musicalidad y contenido expresivo.
MÉTODO
Veremos ahora algunas consideraciones metodológicas en cuanto a cómo llegar a constituir y guiar un conjunto coral seleccionado.
¿Cómo se integra?
Con individuos, normalmente de 7 a 12 años de edad, con voces sanas, claras, limpias. Los timbres que predominen deben ser soprano, mezzo y contralto, a los efectos de poder abordar repertorio con diversidad de exigencias en este sentido.
Una estupenda manera de conocer las voces es invitar a los niños simplemente a cantar una canción al unísono. Se les pide entonarla por grupos reducidos según la homogeneidad tímbrica; se invita a cantar nuevamente realizando progresivos transportes del tema, entero o por frases. Así se realizará una primera clasificación.
¿Cómo se conduce?
Existe un problema fundamental:
La emisión, a los efectos de obtener el tan ansiado empaste, o sea la perfecta integración de una voz con otra.
Son requisitos a cuidar:
- La respiración con apoyo diafragmático y control de la columna de aire en la espiración;
- La entonación;
- La articulación y la resonancia que cuando técnicamente uniformes, promueven dicho empaste.
Naturalmente, desarrollar los hábitos y habilidades más arriba mencionados, necesita asiduidad y ejercitación. Pensamos que dos ensayos semanales son la cifra a exigir.
En cuanto a la ejercitación, la promovemos ágil y variada. No se olvide que una ejercitación no aplicada en el cantar reviste escaso valor.
Es importante, muy importante, a los efectos de lograr buenos resultados en materia de entonación, la elección de los punta de fila o pilares de cada voz o cuerda. Son aquellos niños que, con un sentido armónico superior al común, pueden desenvolverse con toda soltura en su tema, aunque escuchen otro de su misma vera.
Asimismo, corresponde que el maestro del coro elija una buena formación o alineamiento del mismo, en razón de lo anteriormente mencionado, y en función de la mejor audibilidad del conjunto.
Como último, pero no menos importante, detalle queremos hacer referencia a un problema fundamental: la relajación. Nos referimos a aquella, física, necesaria para el buen funcionamiento del aparato de fonación; pero también a la psíquica, o sea, la del individuo que se siente confiado y seguro en sus quehaceres.
EL DIRECTOR
¿Cómo se dirige?
Todas nuestras consideraciones anteriores tienen un centro responsable: el director.
De su conocimiento de los problemas a enfrentar: Técnica vocal; Repertorio; Características técnicas; Contenido expresivo. Emana la seguridad y soltura que deben guiar todos sus gestos.
Trabajando con niños -tal el caso que comentamos- los mismos deben ser claros y precisos, pero sugerentemente expresivos a la vez. Resulta casi obvio señalar que el director conduce, no sólo con sus brazos y manos, sino con su cuerpo todo. Corresponde un trabajo de auto-estudio y auto-crítica constante, a los efectos de depurar la capacidad expresiva y hacerla inteligible para los niños cantores.
Así se logrará emprender y llevar a buen éxito tan magnífica tarea, cual es la organización de un coro de niños.
|