La voz y el humo
por Ana Lucía Frega
La Nación, Lunes 13 de agosto de 1979, Educación musical
La voz es el medio más precioso de comunicación con que cuenta el ser humano. Con ella se comunican ideas, sentimientos. Por su intermedio, logra el hombre integrarse en una rica vida de relación.
Sin embargo, no es, por lo menos para muchos hombres de hoy, un bien preciado. porque el delicado aparato productor de la voz humana, que es resistente pero que necesita cuidados, es sometido a esfuerzos y situaciones límites que causan lesiones muchas veces irreparables.
Tal lo que ocurre cuando los pulmones, vía nariz o garganta, quedan expuestos a los efectos de la influencia del humo del cigarrillo.
La irritación es el primer síntoma que aparece, seguro indicador de que algo malo sucede. La garganta pica, hay carrasperas, se producen esfuerzos para emitir la voz. En síntesis: hay sufrimiento.
Esto afecta a quienes fuman, muchas veces caracterizados por roncas o ásperas voces, ya que hay una influencia producida por la inhalación del humo.
También se producen inconvenientes en los no fumadores. Hoy es habitual estar obligados a trabajar o viajar en lugares cerrados, sin sistemas de purificación del aire, en los que la mayoría de las personas fuman. El no fumador se encuentra en la forzosa situación de respirar ese aire y de sufrir las consecuencias.
La investigación médica viene demostrando los efectos del hábito de fumar en el desenvolvimiento de una serie de enfermedades. No es necesario aquí abundar en ese tema.
En cambio, es razonable destacar estos hechos en relación con la labor del docente y, en especial, del educador musical.
El buen canto, expresivo, espontáneo, cálido, musical, será tanto más grato para quien canta como para quien escucha, cuanto más sano sea el "equipo productor de sonido", o sea, la voz.
Y esta salud depende del aire puro que se respire: de allí que sea interesante comentar a los alumnos, especialmente a los adolescentes, los riesgos y las molestias que ocasiona el humo del cigarrillo.
Asimismo, ser oportuno indicarles que las irritaciones al cantar en ambientes viciados exigen el reposo de la voz, cuidado al hablar, la necesidad de eliminar los gritos, la inconveniencia de las bebidas excesivamente frías.
Aprecia el hombre su voz. Es un don increíblemente valioso. Es medio de goce, en la belleza del hablar y del cantar. Cuidar la propia y la ajena es gesto de amor.