Música y Educación

El coro escolar

por Ana Lucía Frega  

La Nación, Lunes 14 de enero de 1980, Educación musical

La moderna pedagogía ha aceptado hace tiempo, y lo concreta cada día más en los hechos, que una educación que pretenda ser integral e integradora no puede olvidar el campo de  la sensibilidad estética, el cultivo de la expresión artística, el desarrollo de las potencialidades creativas del ser en formación.
Entre los lenguajes del arte se encuentra la música y, son lugar a dudas, es la voz uno de los medios preferidos del decir musical.
Esto hace que el canto masivo, sencillo pero de buen gusto, con un manejo básico y correcto de la respiración y de la técnica vocal, se va ya expandiendo cada vez más a lo largo y lo ancho de nuestro país.
Cabe, sin embargo destacar y estimular una valiosa iniciativa que ha ido tomando cuerpo y concreción en establecimientos dependientes de la Dirección Nacional de Enseñanza Medio y Superior del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Se trata de la designación de un profesor con una asignatura especial de horas para la organización y conducción del coro de voces seleccionadas o coro representativo de cada unidad escolar comprendida en este plan experimental.
La experiencia, que entendemos tiene ya un par de años de duración, no puede más que rendir los mejores frutos a poco que quienes hayan sido designados como directores manejen los criterios fundamentales de técnica vocal, armonización y selección de repertorio, y enfoquen el todo con la imprescindible dosis de musicalidad que les permita ir desbrozando con simplicidad las primeras etapas de algo óptimo.
Este logro -por el que mucho batalló la meritoria Asociación de Docentes de Música- significa eliminar aquellos ensayos que se efectuaban en el horario escolar, sacando alumnos de otras ocupaciones escolares, y que ir al coro... para no dar lección de...
Aquí, en cambio, se trata de ir creando la conciencia, la sensación, la responsabilidad del trabajo coral. Esta es una tarea de equipo, donde cada uno está permanentemente en actitud de dar. Aquí no hay "estrellas" que brillen, opacando a otras. Aquí, todos deben parecer uno: en la homogeneidad del color de las voces; en la precisión de ataques y cortes; en la interpretación de matices; en la realización acertada de un carácter; en la aproximación a un estilo.
En esta actividad, la competencia por lo mejor es hacia uno mismo. Para integrarse más acabadamente. Para estar desapareciendo.
Así, paradójicamente, a la manera de Chesterton, el coro seleccionado es aquel que logra un ajuste perfecto en el mejor dominio de las partes que se funden en el todo.
El coro escolar es, de tal manera, magnífica experiencia educativa para un pueblo que, si bien quiere ganar, tiene que aprender a hacerlo venciéndose a sí mismo. Esto también se llama crecer.