Interpretación del sentido expresivo
por Ana Lucía Frega
La Nación, Lunes 14 de abril de 1980, Educación musical
El sistema escolar argentino viene formulando, hace tiempo ya, distintos documentos destinados a organizar los contenidos del aprendizaje que se propone a la población escolar.
Un sector importante de esos documentos es el capítulo referido a Objetivos. Ellos son habitualmente organizados por tipos o clases de "conductas" o aprendizajes por lograr.
Así, los hay de conocimiento o cognitivos, que se alcanzarán fundamentalmente como directa consecuencia del proceso de instrucción.
Ahora bien, como esa instrucción es, día a día, más vital o participativa, hoy otro rubro, el de las habilidades destrezas y hábitos, que interesa promover.
Para ejemplificar: una canción por aprender -conocimiento- significa la ejercitación de la habilidad auditiva para identificar sus partes y controlar su repetición, además de los hábitos respiratorios necesarios para inspirar en el momento adecuado durante el canto de una frase o período musical.
No quedan aquí, sin embargo, los objetivos que el sistema propugna. continuando nuestro ejemplo: esa canción -"sabida y cantada"- debe ser interpretada. Esto significa interés y captación del sentido expresivo de la obra, dos conductas propias del área afectivo-volitiva, verdadero motor del proceso de auto-educación, que es la meta realmente valiosa de todo proceso educativo institucionalizado.
En otras palabras: después de la escuela, o el colegio, o el instituto ¿qué? Pues, nosotros mismos, cada uno ante sí mismo, con el bagaje de lo recibido en el hogar y en la escuela, en nuestra propia conducción y promoción, realizando nuestro plan de vida.
Para que estas ideas puedan realmente existir, es imprescindible que todos los personajes que participan estén conscientes cada uno en la medida de sus posibilidades de estos hechos.
Y es aquí donde pensamos que, en nuestra comunidad argentina, hay muchísimo que hacer.
¡En qué medida comprenden los padres de hoy a la escuela de hoy? Estructuras, métodos, enfoques, ¿les son comunicados, explicados?
El alumnado puede, asimismo, tener su participación. Naturalmente, en los marcos de orden que responden a las jerarquías y funciones, pero en el espíritu de diálogo e intercambio que es razón misma del juego educativo.
Evitar las confusiones, informando y escuchando, con tiempo y amplitud, puede ser un buen antídoto de la demagogia.
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