Electrónica y música
por Ana Lucía Frega
La Nación, Lunes 15 de octubre de 1979, Educación musical
Vivimos en lo que nos gusta denominar la edad de la ciencia y la tecnología, indudablemente signada por el imperio de la electrónica. La música recibe también el impacto correspondiente.
Ninguna época, como ésta, ha gozado de la capacidad de retener, con alto nivel de fidelidad, esta manifestación temporal del hombre. La grabación nos asegura la realidad del mensaje que el artistas creador musical produce. Casi, nos animamos a sostener que la verdadera historia de la música, donde el documento es enteramente confiable, donde la conservación de la realidad está garantizada, comienza con la técnica de la grabación.
También participa la electrónica en la difusión de la literatura musical. Casi todos los más grandes intérpretes de nuestro siglo graban. Se investiga y se reinterpretan magníficas obras del pasado, que también son impresas en disco o en cassette o aún en el videocasete o en el cine.
Las presentaciones de orquestas, coros, cuerpos de baile puede, gracias también a la electrónica, ser difundidas casi instantáneamente en todo el mundo.
El compositor no ha permanecido extraño a los recursos que le brinda la nueva tecnología. Collages sonoros, muchas veces incorporando sonidos no producidos con instrumentos tradicionales o con la voz humano sino tomados directamente del ambiente. Sonoridades modificadas electrónicamente, como ocurre con una guitarra o un vitrafón eléctrico. Instrumentos como el órgano, que ha visto reemplazados sus tradicionales tubos con mecanismos electrónicos. Por el sintetizador y otros equipos electrónicos que hacen que el taller de un compositor tenga ciertas concomitancias con un laboratorio de la más moderna y refinada tecnología.
Aparece, inclusive, la programación, ya que algunos instrumentos musicales de la actualidad están provistos de verdaderos "programas" rítmicos.
Todo esto, que es producto de la acción del hombre sobre su entorno, debe ser acompañado por una toma de conciencia.
Por un lado la equilibrada aceptación de esta idea: a nueva época, nuevos medios, cambios en las pautas estéticas. Lo que, automáticamente, revalida todo lo anterior, si es coherente con su momento y si es válido estéticamente.
Por otro lado el aprendizaje del manejo de nuevas posibilidades.
Si los equipos de sonido, altamente sofisticados, producen una franja de decibeles que afecta el oído humano cuando se la usa en exceso, será actitud inteligente e ilustrada no incurrir en errores de uso.
Si los instrumentos "programados" entregan ciertos enriquecimientos, no adoptar la actitud ignorante o cándida de que no hace falta saber música para manejarlos. No olvidar que el manejo y empleo consciente de una tecnología refinada exige más y mejor conocimiento. no lo contrario.
Para concluir: si el creador de hoy, en su producción, aborda nuevo material y diferentes medios, acercarse a conocerlo. Porque hay que recordar que la búsqueda del saberes signo vital también en la música.
|