El uso de la música en las guarderías
por Ana Lucía Frega
La Nación, Lunes 16 de junio de 1980, Educación musical
Por razones de necesidad, muchas madres conducen a sus bebés y niños muy pequeños, durante algunas horas por día, a las guarderías infantiles.
Se espera que allí el niño sea cuidado, atendido y alimentado siguiendo un ritmo similar al que caracteriza su vida en el hogar.
Si bien es cierto que se considera conveniente que esta separación no sea excesiva, también conviene recordar que ha sido algo habitual en la historia de la humanidad que la madre dejara, a su niño, por momentos, en otras manos; la mayoría de las veces, con otros familiares.
Nunca será poco recomendar que todo esto -retenerlo bajo control de los progenitores y entregarlo a especialistas que lo atiendan- debe ser realizado con la búsqueda constante de un equilibrio que no provoque angustias de abandono, no conductas de desarraigo.
Esto aclarado, es válido referirse al ámbito que ha de rodear a ese niño en la guardería y a las actividades que pueden serle propuestas.
En principio, usar con moderación la llamada música funcional. Esto en cantidad y en calidad. Puede haber un fondo musical que acompañe algunos momentos, pero debe incluirse, necesariamente, al pausa del silencio.
En materia de canciones a utilizar, y ello por parte de la docente-cuidadora, debe preferirse el cancionero sencillo, tradicional y contemporáneo, en una relación de diálogo casi de pareja con el niño, que es la prolongación de lo que ocurriría en el hogar.
Mientras la maestra entona sus temas, quizás movilizará manos o pies de los niños, quienes pronto tomarán la iniciativa.
Pequeños motivos entonados sobre pocos sonidos pueden ser propuestos al niño quien, a manera de juego, irá buscando su imitación. Lo mismo ocurrirá con patrones rítmicos de corta extensión, emitidos sobre fonemas simples.
Material seguro para su manipulación, como campanas, sonajeros, cascabeles, de distintas alturas y timbres, serán puestos a su alcance para favorecer sus búsquedas auditivas.
Será entonces, un caudal musical natural, muy simple, sistemático sólo en la medida en que responda al estadio evolutivo del pequeño, el que deberá poner a su disposición la guardería que reciba niños de hasta tres años de edad.
Abordar una "enseñanza" sería no sólo inocuo, sino perjudicial, ya que inevitablemente tomaría el aspecto de "adiestramiento".
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