Un balance de las actividades del año
por Ana Lucía Frega
La Nación, Lunes 17 de diciembre de 1979, Educación musical
Evaluar las acciones cumplidas, elemento fundamental en realización de un balance, es gesto habitual al culminar un año. Este de 1979 brinda, en el campo de la educación musical, algunos acontecimientos que pueden merecer nuestra consideración.
Uno gira alrededor del Año Internacional del Niño y la Familia que ha dado lugar a varias realizaciones enfocadas muchas veces con positivo espíritu educativo en lo que se refiere al estímulo de las posibilidades del ser en formación.
Consideremos nuestra obligación, sin embargo, señalar que muchas veces se somete a los niños a situaciones de espectáculo prefabricado, con propósitos utilitaristas. Tal el caso de ciertos festivales que, con el pretexto de promover la vida musical de aquellos, los presenta en realizaciones pobres, de mala o escasísima calidad musical, en gesto de "creer que saben", que es lo peor que puede ocurrir durante las primeras etapas de la vida. En síntesis: se busca cantidad en vez de calidad.
Entre las cosas positivas del año, cabe destacar el interesante desenvolvimiento del Proyecto Multinacional de Perfeccionamiento Docente en Educación Musical, organizado entre la Universidad Nacional de San Juan y la Organización de los Estados Americanos. Una experiencia que convocó a representantes de quince provincias argentinas y de seis países de América y que permitió el reconocimiento de todo lo que ya se lleva andando en el país en esta especialidad y el indudable papel de liderazgo que nos toca llevar adelante en el continente, habida cuenta del estado de evolución en que se encuentra el sistema educativo en estos aspectos.
Un tercer punto para nuestra consideración es que, una vez más, termina el año sin que se haya concretado la creación de la carrera de Educador Musical en las instituciones rectoras de la formación musical de la República Argentina.
Aunque existen algunas concreciones de la especialización en diferentes zonas del país, esfuerzos por otra parte meritorios, es imprescindible el ajuste de un currículo realmente moderno por lo comprensivo en materia filosófico-pedagógica, psicológica, musical y didáctica, con aperturas hacia la investigación, que facilite el continuo avance de un proceso tan significativo como el que nos ocupa.
Quizás las autoridades educativas podrán contemplar esta necesidad en el año que se inicia. Sería responder a un real interés de la comunidad educativa argentina, además de reconocer el esfuerzo de las instituciones y personas que han ido jerarquizando la especialidad a lo largo del tiempo. El arte es imprescindible para un armonioso desenvolvimiento de la persona humana. No olvidarlo es verdadero signo de cultura.
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