La vocación de los hijos por la música
por Ana Lucía Frega
La Nación, Lunes 24 de septiembre de 1979, Educación musical
Todo padre consciente de la profunda responsabilidad que significa el ser en formación, su hijo, observa detenidamente su desarrollo, atisbando intereses, localizando posibilidades, presintiendo capacidades, previniendo el futuro.
En muchos momentos, pregunta y abre posibilidades de experiencias a su hijo, tratando de promover su crecimiento pleno y facilitar su futura orientación.
En esto estriba un problema fundamental para padres e hijos, en el que sólo la ponderación, el equilibrio y el respeto mutuos, apoyados en la insustituible vivencia que proporciona el sistema escolar, serán garantía de seguridad en la definición de "la carrera".
Cuando todos esos datos muestran que la música -la vida musical, que es la vida con, de y para la música- es la auténtica y segura vocación del hijo, muchos padres dudan. Después se asombran y preguntan:
¿Es la música una profesión? ¿Es algo serio? ¿Significa, verdaderamente, un estudio académico, un nivel, una situación?
A estos interrogantes se agrega uno, también crucial: ¿Es posible ganarse la vida con este quehacer, mantener una familia?
La primera serie de preguntas admite una afirmativa rotunda. La sola notabilidad de los grandes creadores e intérpretes musicales de antaño y hogaño lo demuestra. La perdurabilidad de un Bach, un Mozart, un Beethoven, por citar sólo tres entre los más conocidos, garantiza el nivel, el status, la trascendencia, la relevancia del éxito en esta actividad que cuando se logra en su mejor dimensión, raya en la grandes alturas de la capacidad humana.
Muchos campos se abren para el dotado: creación, interpretación, docencia, crítica, investigación, aspectos todos que permiten un amplio espectro de realizaciones, un amplio margen de concreción.
Para la segunda serie, baste puntualizar que nuestro país tiene una verdadera necesidad de músicos: instrumentistas y directores para poblar las orquestas que deben consolidarse y distribuirse en el ámbito nacional; cantantes, para difundir el repertorio vocal, al que tan afecta es una parte de nuestra población; docentes, que conservarán y estimularán el interés por este arte en escuelas, colegios, universidades y medios masivos de difusión; intérpretes, que acercarán a todos, en todas partes, el arte musical de todos los tiempos. Y creadores, que irán plasmando el mensaje de nuestro mundo de hoy.
Música es "hacer consciente". Por ello, es cultura. Nuestro país ha hecho algo; mucho más puede y debe lograrse. Son los jóvenes quienes llevarán esto adelante.
Tenga confianza el padre y aliente a su hijo cuando se acerque para decirle: "A mí me gusta la música, eso es lo que quiero estudiar."
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