Prólogo
scribir este libro, hoy, implica para mí diversos significados. No es el menos importante el hecho de cumplir 30 años como docente en todos los niveles de la enseñanza, tanto en la esfera estatal como en la privada.
Los inevitables interrogantes que surgieron a lo largo de mi labor fueron forjando mi actitud de búsqueda sistematizada a medida que las diversas oportunidades de estudio me ayudaron a definir metas y a esclarecer propósitos. Aprendí también a interrogarme objetiva y orgánicamente, y a explorar el mundo con criterios similares.
En este año de 1985, también se cumplen 20 años de conocer al doctor Arnold Bentley, quien en aquel entonces (1965) presidía la cátedra de Educación Musical en la Universidad de Reading, Inglaterra. Con la generosidad de toda su figura señera, me abrió las puertas de su conocimiento y desde entonces, bajo su guía, fue más fácil transitar por el ríspido sendero de la investigación, como proyecto de estudio.
Muchos fueron los investigadores que con sus trabajos estimularon mis inquietudes. En su presentación, he invitado a colaborar también en esta obra al doctor James C. Carlsen, entre otros motivos, porque ha estado en dos oportunidades en la Argentina.
Tanto a Arnold como a James les debo mi más profundo agradecimiento por seguir acompañándome en este intento.
Deseo, además, compartir con el lector mis intereses y algunos de mis aprendizajes. Al abocarme a la labor de investigación asumí el compromiso con objetividad, sinceridad, orden y claridad conceptual; si bien existen diversos tipos de metodologías para llevar a cabo una investigación, una es la actitud que debe sustentar: la ética docente.
Por otro lado, también el compromiso es afectivo con respecto a la intención y la función de todo auténtico docente que se esmera por aproximarse a la verdad empleando las dos herramientas irrenunciables que definen la profesión: el amor y la conducta de servicio.
En nuestra comunidad sobresaturada de interrogantes sin respuestas. Ahogada muchas veces en capillas dogmáticas, sobrecargada de estrategias más o menos renovadas para el diseño de experiencias de aprendizaje, mi propósito aquí es colaborar en el ejercicio de la capacidad crítica, la elaboración de hipótesis, el despeje de incógnitas, mediante un ejercicio organizado de duda sistemática, aplicando la inferencia y la deducción. Este procedimiento no genera, como se creería, inseguridad; por el contrario, nos afirma en el campo de la seguridad interior y de la auto confianza, que se consolida con la ejercitación meditativa y reflexiva, y favorece así la creatividad individual.
Mi más sincero deseo es que esta obra pueda ayudar, aunque sea en pequeña medida, a los colegas educadores musicales de todos los niveles y especialidades luso e iberoamericanos, como una propuesta de trabajo para crecer con humildad, porque sólo al aceptar el paradigmático "sólo sé que nada sé" podremos mantener una actitud alerta y vital, indispensable para evitar las rutinas y avanzar, apoyados en el conocimiento tradicional para explorar nuevos valores y nuevos hitos.
Ana Lucía Frega
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