María Malacresta es una joven mujer, y a medida que la ópera transcurre se va convirtiendo paulatinamente en un ser pleno de seducción. Carlos Pittalacqua es un joven médico que no deja pasar una ocasión cuando ésta se le presenta. Sabiusta, su asistente, tiene el tipo de una vieja institutriz alemana con algo de detective privado inglés.
María es un alma en pena, una hipocondríaca típica. Está excesivamente vestida y además lleva lentes, bufanda, bastón y cualquier otro elemento que pudiera ayudar a ridiculizar al personaje y a no descubrir desde el primer momento la mujer plena de seducción que se revelará paulatinamente en las escenas siguientes.
Al comienzo no presta ninguna atención a Carlos y todo su interés está concentrado en sus supuestas enfermedades. Por el contrario, Carlos, quien ha adoptado una actitud típicamente profesional, va modificándola a partir del momento en que descubre los encantos femeninos de María. Todo cuanto hacen o dicen ambos será observado a distancia prudencial – pero visible para el espectador – por Sabiusta, quien utilizará – para perfilar su excéntrico vestuario – algún elemento de la indumentaria de María y que ésta “olvida” en sus repetidas visitas.
María despertará con sus diarias consultas y a través de equívocos comportamientos, las emociones más intensas en el joven doctor. Pretextando innumerables dolencias, su virginidad consuetudinaria será síntoma y motivante de sus acciones.
Carlos, el médico, se transforma a su vez; y el amor, que cura todos los males, remediará a la postre el rosario de desencuentros.
Sabiusta, en su doble faz de eficiente empleada pero también mujer, asiste azorada ante los hechos y quizás aprenderá de los encantos de un amor inevitable.
Aspecto Estético
Su música, de estética post-romántica, sin excluir armonías impresionistas y atonales, alude con humor a la ópera del siglo XIX y no vacila en otorgar al solo del barítono la forma de la gran aria (recitativo, aria propiamente dicha y cabaletta). A través de la broma musical subyace – sin embargo – la gran admiración de la autora hacia el género operístico del siglo XIX. |