Música Clásica Argentina
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IRMA URTEAGA
por Ana María Mondolo

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Urteaga Irma
(San Nicolás, provincia de Buenos Aires, 7-03-1929)

Irma Urteaga
 

Compositora y pianista. Inició sus estudios en Paraná (provincia de Entre Ríos) y los continuó en Buenos Aires con María Lucrecia Madariaga de Gilardi, Josefa Hernandorena y Jorge Fanelli, piano; Beatriz Henandorena y Gilardo Gilardi, armonía. Rindió exámenes como alumna libre en el Conservatorio Nacional de Música “Carlos López Buchardo” y obtuvo el título de Profesora, especialidad Piano, en 1959. En ese mismo instituto cursó luego composición, mereciendo la Medalla de Oro al mejor egresado de 1971. Sus principales maestros en esta disciplina fueron Roberto Caamaño y Valdo Sciammarella; en Instrumentación, Roberto García Morillo; en Historia y Estética, Carlos Sufern y Alicia Terzian. 

García Morillo
Cumpleaños número 90 de Roberto García Morillo

Las carreras de Dirección Coral y Orquestal las llevó a cabo en el Instituto Superior de Arte del teatro Colón, de donde egresó en 1968, gracias a las enseñanzas recibidas de Jacobo Ficher, Enrique Sivieri, Jorge Fontenla y Carlos Malloyer. Fue en forma privada que junto a Isaac Weinstein y Roberto Kinsky llevó a cabo, respectivamente, su especialización en repertorio de cámara y operístico, géneros dentro de los cuales desarrolló gran parte de su actividad profesional.
Maestra Interna del teatro Colón (1974-1977), directora del Taller de Opera (1984) del Instituto del citado coliseo, y de la Opera de Bolsillo (1982 en adelante), fue contratada por la Fundación Opera del Ecuador para organizar las primeras temporadas líricas que se llevaron a cabo en Quito, Guayaquil y Cuenca (1986-1988). Además, ejerció la docencia en el Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo (Armonía) y en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (Repertorio Operístico, Concertación de Conjuntos Vocales y Análisis de Opera). Como intérprete tuvo el mérito de dar a conocer un buen número de obras argentinas en las principales salas de su país y de Latinoamérica. 
Por otra parte ha desarrollado las tareas de Vicesecretaria (1973-1980), Vicepresidente Segunda (1997-2000) y Vicepresidente Primera (2001-2003) de la Asociación Argentina de Compositores; Secretaria del Consejo Argentino de la Música (CAMU; 1985-1993); y Miembro Activo de Compositores Unidos de la Argentina (CUDA; 1986-2005). En la actualidad es Vicepresidenta del Foro Argentino de Compositoras (FADEC).

Juan Carlos Delli Quadri
Evet Gaiani de Zorzi, Irma Urteaga, Roberto García Morillo y Juan Carlos Delli Quadri


Su producción se inicia con una serie de obras escritas cuando era alumna de composición del Conservatorio Nacional. Variaciones y Toccata (1968), Sonata (1968), Cuarteto de Cuerdas (1969), son partituras representativas de ese período de formación en el que Urteaga debía apegarse a los moldes formales impuestos por sus maestros. Sin embargo, ya encontramos ciertas constantes características de su labor posterior: uso del libre atonalismo, con resabios de relaciones tonales; carácter discursivo, con un sentido fraseológico coherente con sus necesidades expresivas. Esto se evidencia especialmente a partir de Ámbitos (1970), obra estrenada por Juan Carlos Zorzi con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (Teatro Colón, 24-11-1974).

"Su título hace referencia a ámbitos psicológicos de la personalidad del hombre contemporáneo. El primero ("Moderato espressivo"), corresponde a un estado de contemplación, cuya serenidad se interrumpe por la turbulencia interior de su estado conflictual. El segundo ("Allegretto gracioso"), una burlesca, el hombre ríe, juega y se aturde. El tercero ("Adagio espressivo – Allegro"), estado introspectivo, simboliza al hombre de hoy, que se analiza y se hace las preguntas eternas de quién es, de dónde viene y adónde va. Como hombre inserto en un mundo caótico, se desespera ante la impotencia de sus respuestas.
Orquestada para maderas a tres, cuatro cornos, tres trompetas en Do, trombones y tuba, cuerdas y percusión, la autora enfatiza en los movimientos extremos sobre el aspecto melódico en tanto en el central se destacan los parámetros ritmo, dinámica y timbre. Desde el punto de vista del lenguaje se recurre al atonal libre con una organización formal tradicional basada en el material, temático. Así, la primera parte comprende tres secciones (A A´ A´´) y Coda; la segunda lleva la clásica disposición de A - B - A y la tercera puede describirse formalmente como A - A´ y Coda, esta última con cambio de movimiento." (Irma Urteaga, epístola 1-02-2001).

En un segundo momento, “deslumbrada por ciertos aspectos de la vanguardia”, su lenguaje se encaminó hacia la búsqueda de nuevos recursos, pero sin abandonar los principios sobre los cuales se erige su labor. Existenciales (1974), especie de biografía de Alfonsina Storni, representa el hastío y rebeldía ante el conformismo (“Cuadrados y ángulos”), la ansiedad ante la carencia de un ser amando (“Hombre”) y la búsqueda ante los misterios de la naturaleza y la muerte (“La garra blanca”). Los elementos que dan unidad a las tres secciones son los intervalos de segunda menor y tercera disminuida. Mi – re # – fa aparecen como ostinato instrumental en la primera; como célula melódica del canto, mientras el piano se maneja con acordes, arpegios o clusters, en la segunda; y en sonidos repetidos o martillados (muerte) que se oponen a toques de extrema suavidad - “etéreos” (espíritu) - en la tercera. Lo propio sucede con Expectación (1977), para soprano y coro mixto a capella. Según Irma Urteaga: 

el texto fue repetido con insistencia, usando tanto el sentido armónico como el contrapuntístico, la palabra cantada, gritada y hablada, con intervenciones melódico – dramáticas de la cantante solista”. 

Con textos de Clelia Costa Lima (Todavía, Canto I: “Expectación de amar; único impulso que salva al hombre impuro, todavía...”), la partitura deja de lado la grafía tradicional en pos de la experimentación con cuartos de tono, afinaciones aproximadas, alteraciones del “tempo”, de la dinámica, etc.
A mediados de la década del ‘80 la compositora abandonó la postura vanguardista de la etapa anterior para encaminarse hacia una concepción estética en la que adquiere prioridad la naturalidad de la expresión musical: 

"guiarme por el instinto ayudada por el intelecto, pero no con una supremacía de este último sobre el primero". (Irma Urteaga, entrevista 1992)

Son páginas de acendrado sentido existencial, producto de la época que le tocó vivir: 

"¿Cómo compondríamos si tuviéramos paz, si tuviéramos tiempo para reflexionar?"  (Irma Urteaga, entrevista 1992)


Ya en Sueños de Yerma (1986-1987) retoma el camino del libre atonalismo con reminiscencias tonales, sobre todo en la parte del canto. El fuerte acento dramático del texto poético extraído de Yerma, de Federico García Lorca, fluye en manos de los intérpretes gracias a una escritura que “cuida al ejecutante, tratando de no martirizarlo con dificultades inútiles”. 
Por esa época compuso su única ópera, La Maldolida (1987-1990, ver argumento), en un acto, sobre libreto de Alberto Dimant y Liliana González Ledo. Aquí se puede apreciar claramente una adhesión a la estética post-romántica, sin excluir por ello ciertas armonías de tipo impresionistas y atonales. Esta broma musical, que alude respetuosamente a la lírica del siglo XIX, incluye referencias conscientes a fragmentos de obras famosas (La Traviata, Trovatore, Der Freischütz) y pasajes propios de logrado acierto como la gran aria del barítono (recitativo, aria y cabaletta). Los alumbramientos (1992), inspirada en la poesía homónima de Nelly Candegabe, está trabajada sobre la base del cromatismo (orquesta) y el modalismo (coro de niños). En ella recrea el mágico y místico mundo de la poetisa. 
Variaciones sobre un tema de Beatriz Sosnik (1997) oscila entre la estética neoclásica, impresionista y post-romántica. Su escritura se ciñe estrictamente a las necesidades del discurso sonoro, apegándose o no al uso de indicación de compás, de barra divisoria, de velocidad metronómica, pero siempre requiriendo una ejecución pianística tradicional.
En suma, lo que caracteriza la obra de Irma Urteaga es la libertad en la elección de los procedimientos en pos del logro de una fluida expresión musical que recree los sentimientos esenciales para el ser humano.
Urteaga ha sido acreedora de los premios Luis Gianneo (1974) de la Dirección Nacional de Enseñanza Artística, otorgado a los mejores promedios en composición; Promociones Musicales 1969, por Variaciones y Toccata; Estímulo Cultural 1971, por Cuarteto de cuerdas; Municipal de la Ciudad de Buenos Aires 1974 (Existenciales), 1976 (Designios) y 1977 (Expectación); Mención Premio Nacional 1984-1987, Fondo Nacional de las Artes 1988 y Tribuna Nacional de Compositores 1989, por Sueños de Yerma (1986), dedicada al Grupo Encuentros; Mención SADAIC 1990 y Premio Tribuna Nacional de Compositores 1993, por El mundo del ser (1989-1990); Asociación Amigos del Coro Nacional de Niños 1992, por Los alumbramientos (1992); Mención Premio Nacional 1993, por Cánticos para soñar (1993). En 2000 recibió el Premio a la Trayectoria de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina y; en 2005, el de la Scala de San Telmo. En 2006, le otorgaron el Premio al Mérito Artístico del Mozarteum (Santa Fe - Filial Salzburgo) y el Premio a los Hacedores de la Cultura de la Ciudad de Santa Fe (2006).

 
 

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Fecha de lanzamiento 1-02-2001

Responsable: Ana María Mondolo